La mujer que se libró de la muerte por un café con leche

Se llamaba Mónica Uribarrena y era de Oromiño (Iurreta). Regentaba el bar del Batzoki de Durango junto con su marido José Martín Erdoiza. Si el hecho de sobrevivir a un bombardeo contra la población civil es una cuestión de fortuna, se puede decir que Mónica fue afortunada aquella fatídica mañana: un café con leche la libró de la muerte.

 

Aquel final de marzo de 1937 era tiempo de misas de Pascua, actos religiosos de gran importancia para los creyentes. Silvestra Zugaza-Artaza era una maetsra, también de Oromiño, e íntima amiga de Mónica. El 31 de marzo había llegado a pie desde Oromiño y fue al Batzoki con la intención de acudir a misa con su amiga Mónica. Para comulgar en misa era necesario ir en ayunas y resultó que aquella mañana Mónica había probado el café con leche que le había preparado a su marido para verificar si le había echado azucar, lo que le impedía comulgar.

Mónica no acompañó a Silvestra Zugaza-Artaza a la misa matutina de Santa María. Silvestra falleció junto a muchas otras personas que antendían la misa en la basílica cuando la aviación fascista bombardeo Durango.

Mónica Uribarrena vivió ochentaytantos años. Un café con leche la libró de morir bajo las bombas del 31 de marzo pero no la libraría de otras adversidades provocadas por la guerra: la evacuación a Francia, tres años de exilio de su marido y seis hijos que sacar adelante en una familia que cayó del lado de los perdedores. Su destreza con la máquina de coser fue la que prolongó el hilo de una vida que estuvo a punto de romperse un 31 de marzo de 1937.

 Más información sobre Mónica Uribarrena y su familia por boca de su hija Begoñe Andone Erdoiza Uribarrena.